11.3.08

CIÉNAGA



Una ciénaga será mi guarida.
La eternidad vendrá.
Nunca.
Los sueños inquietos en mí.
¡Nunca!
El regreso al remanso húmedo
de tu piel.

Pardusco y hediondo sufrir.
Moho de sangre.
Grietas de inmundicias.
Escondido como una mancha indeseable.
No es heroico, ni valiente.
No es martirio, ni redención.
Es sólo un terrible pantano.
Negro y pegajoso entorno.
Agobiante.
Asfixiante.
Insoportáblemente sucio.
Eterno.

El tiempo ha de irse y se irá.
Tú has de irte y te irás.
Yo he de irme.

Entumecidos mis brazos,
se prenden a la tierra muda,
quieta, confusa.

¡Inertes!
Mis sueños cultivados con esmero.
Inertes.
Los pétalos de tus labios sobre mí.
¡Ya no pueden traerme de regreso!
Ya he de hundirme y envolverme
en esa substancia,
negra, fría, y repugnante,
de una vida inerte.



18 de Septiembre de 2001. Amparo Carranza Vélez

3 comentarios:

Elisabet Cincotta dijo...

Bravo Amparo, un poema fuerte y crudo pero bello a la vez con la belleza de la palabra.
FELICITACIONES por este blog!!!
besos
Elisabet

Unknown dijo...

pasando por tu blog Amparo, leyéndote con gusto, besos, Julia del Prado
http://Juliesusfotosyescritos.blogspot.com

http://losamigosdejulie.blogspot.com

http://eltuturutudejulie.blogspot.com

Dinora dijo...

La ciénega solo ahogaría a la persona inquieta y creadora que hay en ti... Excelente tu poema!, es un placer leerte

Saludos!!