7.6.11

LA HORA DEL ÁNGEL


LA HORA DEL ÁNGEL



Todavía este corazón
sangra
un manto rojo
sobre el escenario de polvo.

Todavía el aliento
dibuja
nubes lineales
en la frialdad del viento..

Todavía
la blancura de la piel,
bajo las ojeras dos trayectos brillan…

Las huellas olvidan
el camino invernal,
transcurren días y días sin tardes,
oscurecen noches de luna nueva.

Sus manos sueltan
la caricia
en la penumbra…
Todavía, la necesita.

No hay paso más solitario,
corazón sangrante,
ángel hambriento.


La caída resuena en eco,
ahoga su voz  en la niebla.
retumban sus gemidos contra las piedras.

Todavía sangra ese pecho,
fuga la vida y resiste…


Todavía…
no llega su hora…





Amparo Carranza Vélez
7 de Junio de 2011

25.10.09

TRÁFICO DE PORCELANA


TRÁFICO DE PORCELANA


Muñecas robadas,
hechas de papel y tul.
Princesas del llanto.
con cuerpos de niñas casi mujeres.

Les arrancaron los sueños  de organdí rosado.
por harapos de asquerosidad.
Les arrancaron los ojos de hada y los labios de rubí
ahora son huecos negros.
Las coronaron de horror.
Las vistieron con malabares obscenos.

Muñequitas traficadas.
Las venden y las compran.
Las exhiben, las esconden.
Las denigran, las pervierten.
Las desgastan, las comercian
en el mercado de la carne manchada.

Ellas perduran en las penumbras.
Nadie las recuerda.
Las drogan, las hambrean, las flagelan.

Rostros de caramelo y cuerpos deshechos.
La mentira es un anzuelo mortal,
con olor a gula de hombre inmundo.
Mejillas ya grises, ocultas de la luz.
Muñequitas descuartizadas para coleccionar.

Ellos quienes las poseen, las usan, las disfrutan,
las muerden, las atan, las veneran, las envenenan,
las cohíben, las encierran, las golpean, las cortan,
las aterran, las drogan, las violan, las regalan, las filman.
Esos seres sombra, pedófilos del diablo,
engendros del vómito.
Ellos, son sus dueños.


25 de Octubre de 2009.
Amparo Carranza Vélez.

DESPIADADO





Despiadado el tiempo me recuerda el polvo.
Trae desde sus ambages la arena de otras peleas.
Desgarra la vida que pasa desapercibida.
Se retuerce en las manos no amadas.
Se ovilla en los parpados caídos.

Nada trae consigo el recuerdo de lo ido.
Ni el presagio de lo nuevo.
La vida es una trampa de tontos.
Y una trampa para mí.


Se evapora la posibilidad de enmendar errores.
Se van los amantes a otros brazos, a otros vientres.
El mío sigue siendo un vacío estático y casi mudo.
Mi mundo depaupera en la niebla del jamás.

¿Cuántas puertas he abierto para buscar otra oportunidad?
Y sin embargo cada puerta es una pared más.
¿Cuántas veces he creído que amar me haría perfecta?
Y sin embargo fui más error y duda, más vacilación y temor.


Desfigura la vida, las sonrisas.
Bajo una cortina de niebla azul.
Tus manos no me han tocado.
Mi linaje se evapora en la nada
de esta nación inútil y absurda.
Mi mundo naufraga en este instante.
Mi alma se retuerce en la garganta.


Despiadado el tiempo viene a llamarme.
Para rendir cuentas de mis fracasos.
Ante el mundo. Sin ti. 

15 de Abril de 2006



CIUDAD DEL MIEDO



Querido.
No me confundas.
Con tus pensamientos llenos de deseos.
Y esperanzados abrazos.
Son demasiado tiernos.

¿Acaso no entiendes?
Debo sobrepasar este espiral de perdición.
Ya mimeticé mi carne con el cemento.

Pertenezco a este lugar.
Donde nadie siente.
Nadie ama.

Sin luz. Sin aire.
Erigida sobre el temor.
La ciudad del miedo.
Vibra sobre subterráneos lamentos.

Intento esconder el dolor.

Y juego a que estoy muerta,
para detener el dolor.
Juego a que estoy muerta
y el dolor se detiene.

No me distraigas, querido, con tu aliento,
puedo creer que respiro de nuevo.

A veces es como dormir.
Ahogo el dolor.
Cuando se encrespa y arremolina en vértigo.

Entonces, concuerdo con esta ciudad,
de loca violencia y espectros.
Como un macabro concierto,
interpretado por cuerpos.

Y anido en mi tormento.
Abrazo la lenta inclemencia tuya;
porque me haces sentir de carne otra vez.

Déjame jugar a que estoy muerta,
que sólo la muerte detiene este dolor.

La ciudad del miedo, en mí, nació.

26 de Octubre de 1996.
Amparo Carranza Vélez.

REMANSO








En el remanso de la noche,
me llega tu recuerdo
y fluye como furioso río de fuego.

En el silencio de este momento,
se desliza tu aliento
que sopla a mis oídos,
y que no siento.

En el vacío de esta ciudad,
sueño que me sueñas.

En la quietud de ese mar de barro,
navega tu nombre
hasta clavar anclas en mi dolor abierto.

13 de Julio del 1996.
Amparo Carranza Vélez.


NAUFRAGO


           




En un mundo de polvo,
donde el mar gobierna.

Eres la bestia
que despedaza mi carne.

Las mordidas se desangran
y mezclan con la sal de tu indiferencia.

Tus ojos son aguas de lo hondo,
donde tiro mis redes y no penetran.

Tus manos son olas de espinas,
que han llagado mi piel descubierta.

En un mundo de cenizas,
el mar depaupera.

He tirado una desesperada cuerda,
hacia tus inexistentes orillas.

Y tus ojos olean,
como un mar sin estrellas.

Nado. Llena de cicuta marina.
Mis pulmones estallan, mientras la noche aletea.

En tus ojos, sólo encontré la costa
de espirales de humo y frías tinieblas.

Mi soledad golpetea sus brazos
contra el manto de agua densa.

Naufrago eterna y reiteradamente
Y nado en la quietud
de la negrura cierta,
del ahogo interminable.



7 de Enero del 1996.
Amparo Carranza Vélez.


8.9.09

PENUMBRAS

En las penumbras se dibuja una lágrima.
Se retuercen las manos buscando nombres.
Entre nudos de trapos.
Cae de rodillas aquélla silueta.
Busca un mapa en el suelo de su llanto.
No hay caminos certeros.
Ni pasajes venideros.
La vida es un laberíntico abanico
de posibilidades, fracasos y miedos.
Donde subsisten bullicios
y minotauros hambrientos.
Todavía la confusión domina esa mente.
Cree que el peor final es la muerte,
pues solo le enseñaron a temerle.
Cuando en realidad la peor antagonista,
es la vida.
Y entonces escucha como un eco lejano.
Aquéllas palabras que nunca ha podido oír.
Esas palabras sanadoras, liberadoras.
Contenedoras de toda la dulzura existente.
Saberse que no es vano haber nacido, vivir.
Una silueta revolcada en la penumbra.
Sobre un suelo de inmundas lágrimas y saliva.
Viendo trozos de su cristal, esparcidos.
Manchas de vino salpicadas por todas partes.
¿O acaso será sangre?
Ella contempla correr fascinada y morbosa,
esos hilos oscuros que se dibujan un camino
en la penumbra.
Esos ríos rojos de sueños imposibles.
Ya imposibles de contener dentro.
La ira, el dolor y los demonios finalmente,
encontraron una grieta,
para salir.
Esos ríos,
la llevarán a navegar,
lejos de sí.
Finalmente,
dejar de existir.
31 de Agosto de 2009