Sonrisa anónima
en mi desierto.
Un hilo de agua sostiene mi mundo.
Mis manos se quiebran
en las arenas del olvido.
La clave del misterio
en tu rostro.
Una incógnita.
Un profundo abismo de negrura,
en tus supuestos ojos.
Se esparce la muerte dentro de mí.
Se enardece el arañazo sobre el espejo.
Se estancan todos los pantanos.
en mi garganta.
Y permanecen.
Permanece la imagen quieta de tu recuerdo.
Una máscara de tormentoso mirar.
Esa máscara tuya.
Sonríes…
Mientras me estrangulo.
Sonríes…
Como un macabro arlequín.
Arlequín del misterio.
De ese misterio de dolor.
¡Nunca te vi, ni te veré!
4 de Septiembre de 1998. Amparo Carranza Vélez.
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