28.2.08

COMO SUICIDA


Me recuesto sobre las espinas.
Abrazo la inclemencia de la lluvia,
y saboreo los látigos invisibles del tiempo.

La fábula increíble ha comenzado.
El gris inesperado cae del cielo,
dejando la red líquida del ensueño.

Y despliego mi cuerpo
sobre la esmeralda humedecida,
esperando que una daga gris atraviese mi abismo.

17 de Noviembre de 1998. Amparo Carranza Vélez.

INALCANZABLE


No alcanza la negrura de la noche
para llenar tu mirada.

Como tampoco alcanza
toda la espuma del mar para tu piel.

La languidez del manantial en la montaña
no mide tu cuerpo.

Y el viento del desierto
no corre, ni fluye
como tu sangre.

Las constelaciones no extienden
las distancias que albergas en tu alma.

Ni el océano puede abarcar tu presencia.

Todo el universo es nada;
mientras que tú
eres un universo aparte.

(Un universo impávido y poderoso.)
Inalcanzable.


7 de Octubre de 1998. Amparo Carranza Vélez.

SANGRE



Si la sangre fuera como las piedras,
quedaría.

Sólo el rojo, el ardor,
sólo el dolor
de los hombres.

Y las heridas quedan abiertas
y supuran de injusticia.

Nadie las venga,
nadie les da justicia.

Pero en la quietud de la noche
caerá la lluvia.
Y lavará las manchas.
Los océanos de roja furia.

Mientras que el agua limpia las heridas,
nos repite una y otra vez.

¡Que somos frágiles!
Y somos débiles y efímeros, como la sangre.

La sangre baña la tierra
e inunda los océanos
y tiñe el cielo.

Es la sangre de los inocentes,
sacrificados y mutilados de espíritu.

Y yo quiero cubrirme con esa sangre
y beberla. Para no olvidar de quienes era.
Desvanecerme bajo la lluvia
que dice y repite.

Que somos frágiles, que somos tan frágiles.
Porque en nuestras venas
llevamos esa misma sangre.
Que no queda,
que se lava
y desaparece sólo con agua.


4 de Abril de 1997. Amparo Carranza Vélez

27.2.08

ESTACION DE ESPECTROS


Estación de un único tren.
Manojo de destartalado hierro
manejado por muñecos.

Estoy sentada
en esta estación de fantasmas,
olvidados.
Aquí sólo el polvo se mueve.

Caí cientos de veces
en la zanja de rieles sangrientos.
¡La sangre que has creado!

Persiste la mentira, el espanto.
Lo absurdo.

Persiste el caos
de esta estación inexistente.
Estación de espectros.

Deambulan cientos de almas envueltas.
Y calladas.


que debo ser una sombra más.

que los tajos de mi carne
serán carcomidos tantas veces más.


que seguiré
estática en este desierto,
esperando a que me abrace
el metálico sonido de la muerte.


6 de Octubre de 1998. Amparo Carranza Vélez.

LA CALESITA



Vueltas y vueltas de colores y música.
Reyes, corceles y espejos dialogan y danzan.
Me lleva al remolino lúdico de la risa.
Busco el premio.
Lucho por alcanzarlo.

Y sigo dando vueltas y vueltas y el mundo se mueve.
O yo estoy girando.
No veo los rostros de los que esperan.
De los que me esperan.

Una torta de cristales y autitos y caballos.
Poseo un avión que no vuela.
Pero sí doy vueltas.

Vueltas y vueltas de vértigo y espanto.
Luces impredecibles, suelo inestable.
No puedo sostenerme en este juego,
arriesgo mi caída por conseguir aquel premio.

Premio de la nada,
premio para poder seguir con más vueltas,
en este ficticio entorno de lo fantástico.


14 de Septiembre de 1999. Amparo Carranza Vélez.

POZO


Soy un pozo.
Negro, pozo, negro.
Nadie sabe hasta donde llega.
Negro infinito del abismo.
Ya no soy más que un vacío.
Ese vacío inimaginable.
El vacío escondido en los locos.
Sólo ellos lo comprenden.
No hay aire en mi morada.
Ni luz, ni palabras.
Sólo se regocija la poesía del silencio.
La profecía de la nada.

12 de Abril de 1999. Amparo Carranza Vélez.

ESTAMPIDA DE CUERVOS


Una vela negra se eleva desde el mar.
Cae un sin fin de dolor.
en la piel,
debajo de cada uña
dentro de mí.

Como una sombra de ánima perdida,
que deambula tambaleante.
Nube de los hielos.
Papel en el océano.

Se retuerce la noche en las alas.
Y fluye junto a mi dolor.
Se filtra, pasa desapercibido,
como murciélago en la caverna.

Pero vuelve a brotar
como un volcán dormido.
Brotar con rabia salvaje.
Brotar en el alarido.
En la estampida de cuervos.
En la zanja de sangre.
Brotar para ser un río incontenible y horrendo.

Se balancea en el horizonte.
Y la capa de plumas negras,
aletea,
frota,
golpea,
cruje.
Desde mis ojos hacia el infinito.
Desde el grito.

Y una y otra vez ha de brotar,
desde la sombra hacia la negrura.

Para buscarte otra vez en la oscuridad de mi abismo.


12 de Abril de 1999. Amparo Carranza Vélez.