Si la sangre fuera como las piedras,
quedaría.
Sólo el rojo, el ardor,
sólo el dolor
de los hombres.
Y las heridas quedan abiertas
y supuran de injusticia.
Nadie las venga,
nadie les da justicia.
Pero en la quietud de la noche
caerá la lluvia.
Y lavará las manchas.
Los océanos de roja furia.
Mientras que el agua limpia las heridas,
nos repite una y otra vez.
¡Que somos frágiles!
Y somos débiles y efímeros, como la sangre.
La sangre baña la tierra
e inunda los océanos
y tiñe el cielo.
Es la sangre de los inocentes,
sacrificados y mutilados de espíritu.
Y yo quiero cubrirme con esa sangre
y beberla. Para no olvidar de quienes era.
Desvanecerme bajo la lluvia
que dice y repite.
Que somos frágiles, que somos tan frágiles.
Porque en nuestras venas
llevamos esa misma sangre.
Que no queda,
que se lava
y desaparece sólo con agua.
4 de Abril de 1997. Amparo Carranza Vélez
1 comentario:
muy precioso me encanta=)
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