27.2.08

ESTAMPIDA DE CUERVOS


Una vela negra se eleva desde el mar.
Cae un sin fin de dolor.
en la piel,
debajo de cada uña
dentro de mí.

Como una sombra de ánima perdida,
que deambula tambaleante.
Nube de los hielos.
Papel en el océano.

Se retuerce la noche en las alas.
Y fluye junto a mi dolor.
Se filtra, pasa desapercibido,
como murciélago en la caverna.

Pero vuelve a brotar
como un volcán dormido.
Brotar con rabia salvaje.
Brotar en el alarido.
En la estampida de cuervos.
En la zanja de sangre.
Brotar para ser un río incontenible y horrendo.

Se balancea en el horizonte.
Y la capa de plumas negras,
aletea,
frota,
golpea,
cruje.
Desde mis ojos hacia el infinito.
Desde el grito.

Y una y otra vez ha de brotar,
desde la sombra hacia la negrura.

Para buscarte otra vez en la oscuridad de mi abismo.


12 de Abril de 1999. Amparo Carranza Vélez.

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