31.7.08

GUERRERO



Caerán las barreras del tiempo,
que te han apartado tanto de mí.
Se deshará esta cárcel de huesos y piel.
Será bello.
Será bello ver detrás del velo.
La verdad.

Despojarás las armas que llevas sobre ti.
Ante mí no servirán.
Sabrás que no hay derrota ni victoria.
Y el filo de tu espalda será una gota de agua sobre mí.

Y detrás de cada campo de muertos y cuerpos,
encontraré la música del alma.
Los cadáveres desaparecerán en la noche.
Para dejarnos el campo libre a nuestro paso.

Tu armadura será seda en mis manos.
Tendrán el brillo que deslumbra los sueños.
No el brillo del temor.

El humo de las batallas
será el nuevo velo de ensueño.
Vibra la tierra
bajo el golpeteo de los cascos
de los caballos guerreros.

Y la fuerza bélica de tus manos
se deshará bajo mis besos.
Lavaré las cicatrices de aquellas epopeyas inciertas.
Seré el hada de agua languideciendo el metal de tus armas.
Un búho chilla con el brillo de la luna.
Y los bosques crecen para tapar las huellas.
De odio y sangre.
Las hojas de las madreselvas dibujan otra tierra.
Como yo dibujo una nueva mirada en ti.
De a poco, casi imperceptiblemente.
Silenciosa y lenta.
Mis aguas invaden e inundan la fuerza del hombre.
La doblegan.
La vuelven tan humana y suave.
Cae finalmente el guerrero entregado
al seno azul.

No hay más guerras.
Ni conquistas.
Ni comunidades de treguas.

Solo es oscuridad táctil y liquen de mujer.
No hay más tierras por conquistar.
No hay más luchas sin fin.
Olvidadas se ahogan las guerras y los lamentos bajo la luna.
Solo podrás llevar la insignia dentro de ti.


Amparo Carranza Vélez.
19 de Junio de 2006.

ABSURDO


Absurdo, amar.

Absurdo, mirarme frente al espejo y hablar.

Como si el reflejo pudiera responderme.

O como si esa imagen invertida obedeciera.

Absurdo el existir.

Para solo recordar.

Absurdo el sentido del pecado sin saber qué es el mal.

Y más absurdo es tener un cuerpo si está vacío.

Me río de mi propio ser.

Me ridiculizo con estos miedos.

La vida pasa.

¡Sí y qué más!

¿Debo temer a la vejez?

¿Por qué?

¿Debo temer a la soledad?

¿Para qué?

Más insólito aún es amar un cuerpo.

Enardecerse por su presencia.

Ya que no puedo apagar el fuego de este corazón.

Que quema, que vive, que quema y quema.

Y respira en las brasas, insoportablemente irrisorias.

¿Para qué te deseo tanto?

Si has de partir siempre al final de cada encuentro.

¿Para qué nací mujer si no puedo serlo?

¿Para qué busco la sangre?

Si es una mancha roja de risa.

Que no devuelve nada.

Simplemente proporciona vida y fuego a este pecho loco

de desamor.

Absurdos son los labios que carcomen mi entraña.

Desvivida y desquiciada por ese ser de niebla.

Parecido a un payaso ignoto del tiempo y del existir.

Payaso de carne.

Pordiosero del espejo.

No sabes mirarme.

No sabes encontrar en mí, el hueco que abre al otro mundo.

No sabes siquiera, desempeñar tu número teatral dentro del circo.

El templo de la magia y el absurdo.

Entre malabares y entre bestias.

Es absurdo creerse vivo.

Amparo Carranza Vélez. 16 de Abril de 2006

14.7.08

HOY LA SOLEDAD



Me sabe infinita.
Creo comprender que hoy.
Realmente pude palparlo.
Siempre me he sentido sola.

Hoy vislumbré la pequeñez
en el mundo
y su fragmentada inmensidad.
Desintegro mi ser en lo absurdo.

Pude entender el amor, alguna vez.
Y veo que no es factible en los demás.
La soledad solo es palpable.
Siempre a cada instante.
Dentro, arriba, delante y detrás.

Hoy caminé como caminaba en mi niñez.
Pero sin descubrir el mundo alrededor.
Hoy caminé descubriendo el frío
que siempre alberga el corazón.
Desde la primera vez.

Hay un desaliño de vida.
Que no llego a controlar.
Una mácula de destino.
Que se desdobla.

Hoy la soledad
me dice que seré siempre
su sierva, su niña, su prisionera.
Ella me entregará un día
en los brazos mismos de la muerte.
Y yo no sentiré ningún cambio de lumbre.
Ni de sensación. Ni de fin.
Si será entonces cuando la soledad,
se desdibuje sola de mí.


28 de Mayo de 2008.